Filtros de belleza: Desenfoque entre fantasía y realidad

Las fotos glamorosas de las estrellas que abundan en estas redes hacen que la belleza sea evaluada por el número de likes y comentarios positivos, erigiendo así una especie de perfección, estética estandarizada.

Hoy en día es imposible prescindir completamente de las redes sociales. Instagram, Tiktok, Snapchat y otros ocupan un lugar cada vez más importante en nuestro día a día, como demuestran varios estudios, por citar solo el realizado recientemente por DigitrendZ: el 75% de los marroquíes siguen en las redes sociales a influencers que son percibidos como una buena fuente de información, confianza.

Las fotos glamorosas de las estrellas que abundan en estas redes hacen que la belleza sea evaluada por el número de likes y comentarios positivos, erigiendo así una especie de perfección, estética estandarizada. Si hace unos años la tecnología de edición era prerrogativa de los fotógrafos profesionales, la explosión de los smartphones en la década de 2010 cambió la situación. Un rostro “perfecto” ahora está al alcance de todos.

Hay infinidad de aplicaciones dedicadas: FaceTune, VSCO, BeautyPlus, Perfect Me, Meitu, WowFace, InstaBeauty, con incluso la posibilidad de crear tu propio filtro. Algunas marcas aprovechan esta “cultura de filtro” para comercializar sus productos. La marca de lujo Dior se embarcó en el maquillaje virtual en 2019, ofreciendo un filtro de realidad aumentada para probar su nueva colección, para un efecto 3D. Esto se llama maquillaje digital.

Muy fáciles de usar, los filtros de belleza permiten agrandar los ojos, borrar imperfecciones de la piel, etc. En definitiva, nunca ha sido tan fácil cumplir con los estándares de belleza. Pero una vez que la magia de los filtros desaparece, es difícil volver a la realidad.

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