
El fin de la “barra libre” en el comercio electrónico
Durante la última década, el comercio electrónico ha vivido una luna de miel con los consumidores basada en una premisa seductora: “Cómpralo, pruébalo y, si no te gusta, devuélvelo gratis”. Sin embargo, esta estrategia de captación se ha transformado en una pesadilla operativa. El sector se encuentra ante una Logística Inversa en Jaque: El alto coste de las devoluciones gratuitas obliga a los retailers a automatizar el primer nivel de soporte para no sacrificar sus márgenes de beneficio.
Lo que antes era una ventaja competitiva, hoy es un agujero negro financiero. Con tasas de devolución que en la moda rozan el 30%, las marcas no solo pierden la venta, sino que incurren en gastos dobles de transporte, reacondicionamiento y, crucialmente, en una saturación insostenible de sus centros de atención al cliente.
La tormenta perfecta: Costes logísticos y saturación del Contact Center
El problema no reside únicamente en el camión que recoge el paquete. El verdadero coste oculto se encuentra en la gestión de la interacción. Cuando un cliente inicia una devolución, se dispara una cadena de consultas: “¿Me ha llegado la etiqueta?”, “¿Cuándo pasará el repartidor?”, “¿Cuándo recibiré mi reembolso?”.
Estas interacciones, conocidas en la industria como WISMR (Where Is My Return), están inundando el Nivel 1 de soporte de los contact centers. Tener a un agente humano respondiendo preguntas transaccionales sobre el estado de un reembolso es financieramente inviable. El coste por ticket gestionado por un humano oscila entre los 3 y 5 euros, mientras que el margen del producto devuelto ya ha desaparecido.
Automatización del Nivel 1: La única salida viable
Ante este escenario, los grandes retailers están pivotando agresivamente hacia la tecnología. La automatización del primer nivel de soporte ya no es una opción “nice-to-have”, sino una necesidad de supervivencia.
La estrategia se basa en desviar el tráfico de llamadas y correos electrónicos hacia portales de autogestión robustos. Estos sistemas permiten al usuario generar su propio código QR para la devolución, seleccionar el método de recogida y trazar el estado de su reembolso en tiempo real sin interactuar con un agente. Herramientas de IA conversacional (Chatbots y Voicebots) están siendo entrenadas específicamente para interceptar estas dudas, resolverlas en segundos y liberar a los agentes humanos para casos complejos, como incidencias con productos defectuosos o disputas de facturación.
El impacto en el BPO y la Experiencia de Cliente (CX)
Para la industria del BPO (Business Process Outsourcing), esto supone un cambio de modelo. Los proveedores de servicios de contact center están dejando de facturar por volumen de llamadas simples para ofrecer soluciones de valor añadido que integran tecnología.
La automatización no empeora la experiencia de cliente; paradójicamente, la mejora. El consumidor moderno, acostumbrado a la inmediatez, prefiere una resolución automática en 30 segundos a través de WhatsApp o un portal web, que esperar 10 minutos al teléfono con música de espera. La clave del éxito en la logística inversa moderna es la invisibilidad: que el proceso ocurra sin fricción y sin intervención humana.
Medidas drásticas: Cobrar por devolver y el “scoring” de clientes
Más allá de la automatización del soporte, el mercado está viendo movimientos tectónicos. Gigantes de la moda como Zara o H&M han comenzado a cobrar por las devoluciones online en ciertos mercados, una medida impopular pero necesaria para educar al consumidor.
Simultáneamente, el uso de Big Data permite a los retailers identificar a los “devolucionistas en serie”. Mediante algoritmos predictivos, las empresas pueden personalizar la experiencia de compra, limitando las opciones de devolución gratuita a estos perfiles específicos o ajustando las políticas de servicio al cliente dinámicamente según la rentabilidad de cada usuario.
Eficiencia tecnológica o muerte por costes
La logística inversa ha dejado de ser un mero trámite de almacén para convertirse en un campo de batalla tecnológico y de atención al cliente. El sector retail ha comprendido que no puede seguir subvencionando la ineficiencia. La automatización del primer nivel de soporte es el dique de contención necesario para frenar la sangría de recursos. En un futuro donde los márgenes son cada vez más estrechos, la inteligencia artificial será la encargada de gestionar las devoluciones, mientras los humanos nos dedicamos a construir relaciones de valor.
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