
Marruecos da un golpe sobre la mesa para consolidarse como el líder indiscutible del ‘Nearshore’ tecnológico
En un movimiento audaz que promete reconfigurar el mapa del talento tecnológico en el norte de África y el Mediterráneo, el gobierno ha lanzado una medida sin precedentes. La competencia por atraer y retener a desarrolladores, ingenieros de datos y especialistas en TI es global, y la herramienta elegida para ganar esta batalla no es solo la calidad de vida o la infraestructura, sino una agresiva política tributaria.
Esta nueva legislación marca un antes y un después para las empresas de BPO (Business Process Outsourcing) y de servicios TI (ITO) instaladas en la región. Al reducir drásticamente la carga impositiva sobre los salarios de los perfiles más demandados, el país envía un mensaje claro a los inversores internacionales: somos el destino más rentable y competitivo para sus operaciones tecnológicas.
Un alivio fiscal agresivo para dinamizar el sector TI
La medida central de esta reforma es la reducción del Impuesto sobre la Renta (IR) a una tasa fija del 20% para los empleados del sector tecnológico en las principales urbes económicas. Hasta ahora, las cargas fiscales progresivas podían consumir una parte significativa del salario bruto de los perfiles senior, encareciendo la contratación para las empresas o reduciendo el poder adquisitivo del talento.
Este tope del 20% tiene un doble efecto inmediato. Primero, permite a las empresas multinacionales ofrecer salarios netos mucho más atractivos sin disparar sus costes operativos totales. Segundo, actúa como un potente mecanismo de retención. En un mercado donde la “fuga de cerebros” hacia Europa es una amenaza constante, dejar más dinero en el bolsillo del trabajador a fin de mes es la estrategia más efectiva de fidelización.
Fez y Oujda: Las nuevas joyas de la corona del Offshoring
Si la tasa del 20% ya es atractiva, lo que ocurre en ciudades intermedias es una verdadera disrupción. La reducción del impuesto a un impresionante 10% en zonas específicas como Fez y Oujda busca descentralizar la industria.
Históricamente, la actividad se concentraba en ejes como Casablanca o Rabat. Sin embargo, esta concentración elevó los costes de vida y saturó el mercado laboral. Con esta medida, el gobierno incentiva a las grandes tecnológicas y Contact Centers a mirar hacia el interior.
Fez: Con su histórica universidad y cantera de talento joven, se posiciona como un centro de innovación a bajo coste.
Oujda: Ofrece una puerta de entrada estratégica y virgen para empresas que buscan escalabilidad rápida sin la fricción de las capitales saturadas.
Impacto directo en la competitividad regional
Esta “Revolución Fiscal” no ocurre en el vacío. Es una respuesta directa a la competencia de otros hubs de outsourcing como Túnez, Egipto, Rumanía o Polonia. Al bajar la barrera fiscal al 10-20%, el “Costo Total de Propiedad” (TCO) de una operación en Marruecos se vuelve imbatible.
Para un inversor extranjero, esto significa que por el mismo presupuesto puede contratar a un equipo más grande o de mayor seniority en Fez que en Madrid o Lisboa. Además, simplifica la estructura de costes, haciendo que los modelos financieros de los proyectos de nearshoring sean más predecibles y atractivos para las juntas directivas en París, Londres o Nueva York.
El reto de la implementación y la formalización
Más allá de atraer inversión extranjera, esta medida busca formalizar el empleo local. Muchos freelancers y trabajadores remotos que operaban en zonas grises ahora tienen un incentivo poderoso para regularizar su situación y cotizar bajo un esquema que no los penaliza por tener éxito. Esto profesionaliza aún más el sector, creando un ecosistema más maduro, estable y transparente, listo para recibir proyectos de alta complejidad, como desarrollo de IA y ciberseguridad.
El inicio de una era dorada para la tecnología en el Magreb
El titular “Revolución Fiscal: El impuesto sobre la renta para empleados tech se reduce al 20% (y 10% en zonas como Fez y Oujda) para atraer talento” no es solo una noticia económica; es la hoja de ruta del futuro digital de la región.
Esta política transforma la ventaja competitiva del país: ya no se trata solo de proximidad geográfica o afinidad cultural, sino de eficiencia financiera pura. Las empresas que sepan aprovechar estos incentivos y establezcan sus centros de excelencia en estas nuevas zonas francas fiscales, liderarán la rentabilidad del sector en la próxima década.
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