Devaluación y Dólar: Cómo la Volatilidad de las Monedas en LATAM Está Redefiniendo los Contratos de ‘Nearshoring’

El ‘nearshoring’ se ha consolidado como una oportunidad de oro para América Latina, pero la constante fluctuación de las monedas locales frente al dólar introduce una variable crítica. Las empresas ahora deben blindar sus contratos contra la incertidumbre cambiaria, transformando la forma en que negocian y operan en la región.

El auge del nearshoring ha posicionado a países como México, Colombia y Brasil como destinos estratégicos para las empresas que buscan relocalizar sus cadenas de suministro cerca de mercados clave como Estados Unidos. La promesa de costos laborales competitivos, zonas horarias similares y menores gastos logísticos ha atraído miles de millones en inversión extranjera. Sin embargo, un factor inherente a la región está obligando a las compañías a ser más cautelosas y creativas: la volatilidad de las divisas. Las abruptas devaluaciones o apreciaciones de las monedas locales pueden erosionar las ganancias, disparar los costos operativos y convertir un negocio prometedor en una pesadilla financiera.

El Doble Filo de una Moneda Débil

Inicialmente, una moneda local débil puede parecer atractiva para las empresas extranjeras, ya que significa que sus dólares pueden comprar más bienes y servicios, reduciendo significativamente los costos de producción y mano de obra. Este ha sido uno de los motores del nearshoring en la región.

Sin embargo, esta ventaja puede convertirse rápidamente en un riesgo. Una devaluación pronunciada puede aumentar el costo de las materias primas importadas, necesarias para la producción. Además, genera incertidumbre en la planificación financiera a largo plazo. Por ejemplo, un contrato de arrendamiento o de servicios fijado en moneda local puede parecer económico un día y volverse insostenible al siguiente si la divisa se devalúa drásticamente y los ingresos de la empresa están en dólares.

El “Superpeso” Mexicano y Otras Sorpresas Cambiarias

No todo es devaluación. Fenómenos como la apreciación del peso mexicano, apodado el “superpeso”, presentan el desafío contrario. Las empresas que presupuestaron sus operaciones en México basándose en un tipo de cambio más favorable para el dólar, de repente vieron cómo sus costos operativos en dólares aumentaban. Los salarios, alquileres y servicios pagados en pesos se volvieron más caros, afectando los márgenes de ganancia.

Esta situación demuestra que tanto la devaluación como la apreciación inesperada son riesgos significativos. La volatilidad, en cualquier dirección, es el verdadero enemigo de la predictibilidad que buscan las corporaciones al invertir en operaciones de nearshoring.

Blindaje Contractual: La Nueva Norma en el Nearshoring

Ante este panorama, los equipos legales y financieros están redefiniendo los términos contractuales para mitigar el riesgo cambiario. La clave está en la flexibilidad y la protección mutua. Algunas de las estrategias que se están volviendo estándar en los contratos de nearshoring incluyen:

Cláusulas de Ajuste Cambiario: Estos mecanismos permiten que los precios de los contratos se ajusten si el tipo de cambio fluctúa más allá de un rango predefinido. Por ejemplo, si el costo de un servicio se acuerda en pesos colombianos, el contrato puede estipular que el precio se revisará trimestralmente para alinearlo con el valor del dólar.

Fijación de Precios en Dólares: La solución más directa es denominar todas las transacciones importantes en dólares estadounidenses. Aunque esto protege a la empresa extranjera, puede transferir el riesgo al proveedor local, quien debe gestionar sus propios costos en moneda local.

Contratos de Cobertura de Divisas (Hedging): Las empresas más grandes están utilizando instrumentos financieros para fijar un tipo de cambio a futuro. Esto les permite asegurar un costo estable y protegerse contra movimientos adversos del mercado, añadiendo una capa de certeza a sus proyecciones financieras.

Adaptarse o Perder: El Futuro de la Inversión en la Región

La volatilidad monetaria no frenará la tendencia del nearshoring, ya que sus beneficios estratégicos siguen siendo demasiado grandes. No obstante, sí está forzando una mayor sofisticación en la manera de hacer negocios. Las empresas que logren navegar este complejo entorno mediante una planificación financiera astuta y contratos bien estructurados serán las que verdaderamente capitalicen el enorme potencial que ofrece América Latina. La era del nearshoring ingenuo ha terminado; ha comenzado la era de la relocalización inteligente y protegida.

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