¿Por qué es vital calcular la huella de carbono en las organizaciones?
El cambio climático es una realidad que amenaza la supervivencia del planeta y de todos los seres vivos que lo habitan. Las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) son las principales responsables del calentamiento global y sus consecuencias. Por eso, es fundamental que las organizaciones, tanto públicas como privadas, se comprometan a reducir su impacto ambiental y a contribuir a un desarrollo sostenible. Para ello, el primer paso es calcular la huella de carbono, es decir, la cantidad de GEI que se emiten directa o indirectamente como resultado de sus actividades. En este artículo, te explicamos qué es la huella de carbono, cómo se calcula y qué beneficios tiene para las organizaciones y para el medio ambiente.
¿Qué es la huella de carbono y cómo se calcula?
La huella de carbono es un indicador que mide las emisiones de GEI asociadas a un producto, servicio, proceso, evento u organización. Estas emisiones se expresan en toneladas equivalentes de dióxido de carbono (CO2e), que es el gas de efecto invernadero más abundante y que se utiliza como referencia para comparar el potencial de calentamiento de los demás gases. Los GEI más relevantes son el CO2, el metano (CH4), el óxido nitroso (N2O) y los gases fluorados (HFC, PFC, SF6).
Para calcular la huella de carbono, se deben identificar y cuantificar las fuentes de emisión de GEI en todas las etapas del ciclo de vida de un producto, servicio, proceso, evento u organización. Estas fuentes se clasifican en tres categorías:
Emisiones directas: son las que provienen de fuentes que pertenecen o están controladas por la organización, como la combustión de combustibles fósiles para generar energía, el transporte de mercancías o personas, o los procesos industriales.
Emisiones indirectas de energía: son las que se derivan del consumo de electricidad, vapor, calor o frío adquiridos a terceros y que se utilizan en las instalaciones de la organización.
Emisiones indirectas de otras actividades: son las que se originan en la cadena de valor de la organización, pero que no están bajo su control directo, como la extracción y producción de materias primas, el transporte de proveedores o clientes, el uso y mantenimiento de los productos o servicios, o la gestión de residuos.
Existen diferentes metodologías y herramientas para calcular la huella de carbono, como el Protocolo de Gases de Efecto Invernadero (GHG Protocol), la norma ISO 14064, o el Registro de Huella de Carbono del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO). Estas metodologías establecen los principios, los límites, los factores de emisión y los criterios de verificación que se deben seguir para obtener un resultado fiable y comparable.
¿Qué beneficios tiene calcular la huella de carbono para las organizaciones y para el medio ambiente?
Calcular la huella de carbono tiene múltiples beneficios para las organizaciones y para el medio ambiente. Entre ellos, destacamos los siguientes: