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¿Qué pasará con las pensiones si la población no se renueva? El alarmante récord de 2023

La tasa de reemplazo es el porcentaje de ingresos que representa la pensión de jubilación respecto al último salario percibido como trabajador activo. Es un indicador que mide la capacidad de un sistema de pensiones para mantener el poder adquisitivo de los jubilados. Sin embargo, en 2023, la humanidad registró un récord inquietante: por primera vez no llegamos a la tasa de reemplazo necesaria para garantizar la sostenibilidad de las pensiones. ¿Qué significa esto y qué consecuencias tendrá para el futuro? Sigue leyendo y descúbrelo.

 

¿Qué es la tasa de reemplazo y por qué es importante?

La tasa de reemplazo se calcula dividiendo la pensión de jubilación entre el último salario percibido como trabajador activo y multiplicando el resultado por 100. Por ejemplo, si una persona cobraba 2.000 dólares al mes antes de jubilarse y recibe una pensión de 1.000 dólares al mes, su tasa de reemplazo es del 50%. Esto significa que su pensión cubre el 50% de su salario anterior.

 

La tasa de reemplazo es importante porque refleja el nivel de vida que tendrá una persona al retirarse del mercado laboral. Cuanto mayor sea la tasa de reemplazo, menor será la pérdida de poder adquisitivo y mayor será la calidad de vida. Por el contrario, cuanto menor sea la tasa de reemplazo, mayor será la brecha entre los ingresos previos y los actuales y menor será el bienestar.

 

La tasa de reemplazo también es un indicador de la viabilidad de un sistema de pensiones. Un sistema de pensiones se basa en el principio de solidaridad intergeneracional, es decir, que los trabajadores activos cotizan a la Seguridad Social para financiar las pensiones de los jubilados. Sin embargo, para que este sistema funcione, se necesita que haya suficientes trabajadores que aporten al sistema y que la población se renueve. Esto se mide con la tasa de reemplazo demográfica, que es el número de hijos por mujer necesario para mantener constante la población. Según la ONU, esta tasa es de 2,1 hijos por mujer.

 

¿Qué ocurrió en 2023 y qué implicaciones tiene?

En 2023, la humanidad registró un récord inquietante: por primera vez no llegamos a la tasa de reemplazo demográfica. Según el informe anual de la ONU sobre el estado de la población mundial, la tasa de fecundidad global fue de 1,9 hijos por mujer, por debajo del umbral de 2,1. Esto significa que la población no se está renovando y que hay más personas que salen del mercado laboral que las que entran.

 

Este fenómeno tiene varias causas, entre las que se destacan el aumento de la esperanza de vida, la reducción de la mortalidad infantil, el acceso a la educación y a la planificación familiar, el cambio de roles y valores sociales, la precariedad laboral y económica, la urbanización y la migración. Estos factores han influido en que las personas tengan menos hijos, los tengan más tarde o no los tengan.

 

Las consecuencias de este récord son preocupantes para el futuro de las pensiones. Si la población no se renueva, habrá menos trabajadores que cotizen al sistema y más jubilados que lo demanden. Esto generará un déficit en la Seguridad Social que pondrá en riesgo la sostenibilidad y la suficiencia de las pensiones. Además, se producirá un envejecimiento de la población, lo que aumentará la presión sobre los servicios sociales y sanitarios.

 

¿Qué podemos hacer para revertir esta situación?

Ante este escenario, es necesario tomar medidas urgentes para garantizar el futuro de las pensiones y el bienestar de las generaciones presentes y futuras. Algunas de las posibles soluciones son:

 

Fomentar la natalidad mediante políticas públicas que apoyen a las familias, como la ampliación de los permisos de maternidad y paternidad, la creación de redes de cuidado infantil, la conciliación laboral y familiar, la igualdad de género, la educación sexual y reproductiva, la protección social y económica, etc.

Aumentar la tasa de actividad y empleo mediante políticas que favorezcan la inserción laboral, la formación continua, la adaptación a los cambios tecnológicos, la flexibilidad horaria, el teletrabajo, la diversificación productiva, la innovación, el emprendimiento, etc.

Reformar el sistema de pensiones mediante medidas que aseguren su equilibrio financiero, como el aumento de la edad de jubilación, el alargamiento del período de cálculo, la revisión de las fórmulas de revalorización, la introducción de incentivos al ahorro privado, la diversificación de las fuentes de financiación, la mejora de la gestión y el control, etc.

Promover la solidaridad intergeneracional mediante acciones que fomenten el diálogo, la cooperación, el respeto y el reconocimiento mutuo entre las personas de distintas edades, como el voluntariado, el mentorazgo, el intercambio de experiencias, el aprendizaje a lo largo de la vida, la participación social y política, etc.

Estas son algunas de las propuestas que se han planteado para afrontar el desafío demográfico que supone el récord de 2023. Sin embargo, se requiere de un consenso social y político para implementarlas y de una responsabilidad individual y colectiva para asumirlas. Solo así podremos garantizar el futuro de las pensiones y el bienestar de la humanidad.

 

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