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Las dificultades del home office en México

Las dificultades del home office en México
Las dificultades del home office en México

Trabajar o estudiar desde casa era el sueño de muchos hasta antes de Covid-19, pero la pandemia nos vino a enseñar de manera abrupta que la gran mayoría de las viviendas no estaban preparadas para ser adaptadas como oficina, como se relata en los testimonios de como se afrontaron estas dificultades que hemos recabado. Al menos no hasta antes de que existiera Homework Flex.

Cuando se extendió la pandemia por el mundo a mediados de marzo de 2020, Ángel Martí estaba dejando el mundo corporativo para aventurarse en un proyecto de negocios de la mano de dos socios. Sabía que en un principio sería necesario adoptar el modelo de home office en lo que la nueva empresa se hacía de clientes, lo que nunca imaginó el consultor en comunicación es que el confinamiento llevaría a que sus dos hijas no fueran a la escuela y, por tanto, tuvieran que tomar clases en línea desde casa de 7:30 de la mañana a las 3:00 de la tarde.

Primer problema.

El internet en el hogar no soportaba a tres personas al mismo tiempo en videollamadas, por lo que tuvo que contratar con su proveedor de internet el triple de banda ancha. La solución a este problema no fue sencilla. La compañía tardó casi un mes en ajustar el servicio. Mientras eso sucedía, las interrupciones de la red eran constantes, ofreciendo una mala impresión a sus clientes y sus hijas perdían momentos claves de aprendizaje.

Segundo problema.

En casa ni se contaban con espacios de trabajo ni con el mobiliario adecuado. La hija mayor de Ángel Martí trabaja en la recámara que compartía con su hermana, la más pequeña tomaba clases en uno de los sillones de la sala y él hacia las videollamadas en su propia recámara, en la cama para ser precisos. Los tres a puerta cerrada. Por cierto, su esposa quedó atrapada en los espacios reducidos que quedaban en el departamento.

“No grites, baja el volumen, ya me duele la espalda”, eran tan solo algunos de los inconvenientes a los que todos los días Ángel y sus hijas se enfrentaban. Pero ¿cuántas viviendas estaban preparadas en México para enfrentar esta situación y disponían de espacios para trabajar bajo el esquema de home office? Prácticamente, ninguna.

“La vivienda cada vez está más limitada en metros cuadrados y difícilmente eso se modificará de golpe, pero con creatividad, sí se pueden crear espacios sanos que puedan desempeñar ambas funciones: ser habitables y propicios para el trabajo, sin que tengas que salir a la calle”, comenta Víctor Rosales, CEO y Fundador de Smart Vylon.

De acuerdo con este empresario del sector inmobiliario, hoy existen espacios sobre todo en vivienda media y alta que son improductivos, como los salones de fiesta, que podrían tener un nuevo giro hacia coworking, en beneficio de todas las personas que habitan un inmueble.

“De ahí pueden salir ingresos para el mantenimiento del condominio, por ejemplo, y pueden ser claramente administrados por firmas de coworking que te ofrecen sus conocimientos y experiencia para tener servicios de alto valor agregado y equipamiento de calidad”, señala Víctor Rosales.

Para el fundador de Smart Vylon, en el futuro inmediato los desarrolladores deberán aprender a hacer muy ágiles para resolver las necesidades de la población, pues “el home office ya era una tendencia mundial desde antes de 2020 y lo único que vino a hacer la pandemia fue acelerar aún más el teletrabajo desde casa. Hay que pensar que el home office vino para quedarse y que será necesario repensar la vivienda de manera integral a partir de ahora”.

La situación de Ángel Martí y de sus hijas no es única: empleados, emprendedores y estudiantes han padecido la misma situación, así que el Tecnológico de Monterrey instó a sus estudiantes de la asignatura de Innovación y Procesos Creativos a documentar la situación eligiendo pequeñas muestras de análisis.

La documentación fue clara.

En principio disminuyó dramáticamente su tiempo libre para dedicarlo al Home Office o a la escuela virtual. Se acentuaron la ansiedad, los problemas de visión, insomnio y los dolores de cabeza, así como la desmotivación y, en algunos casos, la depresión; además de lesiones físicas por el uso de mobiliario inadecuado.

Es decir, la cama, las sillas del comedor (no diseñadas para más de ocho horas de uso) y la sala se convirtieron en oficinas y aulas caseras. También se improvisaron barras de cocina y mesas de jardín en escritorios, provocando que solamente 31% de las personas se sintiera eficiente en sus tareas diarias.

En el caso de los estudiantes la situación no fue mejor, de acuerdo con su análisis:

1.- El celular es una herramienta, sí, pero también un fuerte distractor.

2.- La incomodidad puede ser un bloqueador de actitud y de soluciones de pensamiento crítico.

3.- Aumenta el consumo de dulces y de visitas al refrigerador.

4.- El uso de ropa cómoda genera un efecto mental de trabajo dominical y no de trabajo productivo.

5.- Las personas se sienten con libertad de llamar o chatear con amigos y conocidos en horarios laborales porque simplemente se desvaneció el límite entre el horario laboral y el personal.

6.- Aumentan los problemas vasculares: La University College London alertó sobre el aumento de 67% de probabilidades de sufrir infartos en personas que tienen largas jornadas de trabajo.

¡Ideación! Salvación para los dolientes del Home Office y Schooling

Mientras los estudiantes propusieron el diseño de una app que pudiera mejorar la organización del tiempo, que funcionara como despertador y bocina de recordatorios; Ángel Martí resolvió su situación -como muchos otros- como mejor pudo.

En principio cambió los muebles de la recámara de sus hijas por otros que otorgan más espacio. Esto le permitió instalar una mesa de trabajo y una silla ergonómica. En cuanto a él, pudo manejar un esquema de trabajo híbrido en el que por momentos opera desde su casa y en otros desde Homework, donde encontró condiciones flexibles y sanitarías que le ofrecen certidumbre para realizar su trabajo de manera adecuada y bajo protocolos apropiados para el cuidado de la salud.

Para fortuna de muchos, y no tengas que perder tiempo, dinero y esfuerzo como Ángel Martí, la iniciativa Homework Flex te puede solucionar esos retos que significa hacer home office. Gracias a las alianzas establecidas por Homewok con diferentes empresas de mobiliario y servicios, prácticamente esta empresa te lleva la oficina a tu hogar.

No solo te puede equipar a ti de todo lo que necesitas en casa para operar, sino también a los miembros de tu staff que consideres clave para el éxito de tu negocio, a través de una membresía con la que puedes escoger todo aquello que requieres para diseñar el día de trabajo tuyo y de tus colaboradores. Muebles ergonómicos, herramientas tecnológicas y cuidado del desarrollo personal, son tan solo algunos de los servicios que conforman la oferta de Homework Flex, con la que decides cuándo trabajar en casa o cuándo ir a uno de los coworkings de Homework que más te convenga.

Son varios los paquetes y ofertas que te ofrece Homework Flex y que se adaptan a tus necesidades, brindándote espacios de trabajo funcionales y, sobre todo, bienestar. Un dato para que lo consideres: el 79% de las empresas en México reflexiona ampliar el trabajo remoto en casa aun cuando termine la pandemia Covid-19, de acuerdo con Atento, compañía de servicios de relación con clientes y externalización de procesos de negocios.

Fuente: homeworkmx.medium.com

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