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Prevenir los riesgos digitales: aprendizaje necesario para nuestra salud informacional

Prevenir los riesgos digitales: aprendizaje necesario para nuestra salud informacional
Prevenir los riesgos digitales: aprendizaje necesario para nuestra salud informacional

La tecnología digital está acelerando las transformaciones sociales y los comportamientos de todo el mundo a una velocidad frenética lo que involucra ciertos riesgos digitales, y disfrutamos mucho los grandes avances que nos aportan los dispositivos de comunicación que usamos continuamente. El inconveniente -que nos cuesta reconocer- es que nuestro cerebro no posee la suficiente capacidad de observación, procesamiento y análisis reflexivo para mantener cierto espacio de control y de poder frente al impacto de esos dispositivos en nuestras vidas. Tenemos más posibilidades de acceso múltiple y variado a diferentes informaciones y noticias, y de contacto con diversas personas, pero es muy limitada nuestra habilidad para abordar los contenidos y las sensaciones derivadas de tantas interacciones e incorporarlas de forma equilibrada en nuestro acervo personal y cultural.

Las tecnologías nos ofrecen satisfacción en nuestra vida cotidiana -o creemos que su uso implica en sí un beneficio- a causa de los refuerzos emocionales que producen.

Pero, al mismo tiempo, van provocando cambios imperceptibles en nuestras formas de ver, de concebir y de proyectar nuestra sociedad. Nuestros mecanismos de pensamiento y de valoración de las imágenes e ideas que nos llegan por los diversos medios sociales se ven condicionados por las características de los dispositivos digitales y de las formas de acceso a la información. La velocidad, la enorme capacidad de difusión y diseminación de la información y de las interacciones marcan las pautas de nuestro uso cotidiano de estos medios, y también se convierten en espacios abonados de la desinformación, o de la promoción de conductas perjudiciales para nuestro bienestar y nuestras opciones de inserción o de inclusión social.

Y es aquí donde emergen y se hacen imprescindibles las competencias digitales y los procesos de alfabetización mediática e informacional, que no aportan solo destrezas tecnológicas, sino que incrementan la capacidad para la comprensión y uso crítico y práctico de las informaciones a las que accedemos. Porque aprovechar los beneficios que nos ofrecen las tecnologías de la información y la comunicación es un requisito fundamental para la participación plena en la sociedad. Ya sea de cara a la sociabilidad y la colaboración social, ya para el desarrollo de una formación o para conseguir un puesto de trabajo.

Deberíamos preguntarnos:

En nuestra vida diaria, ¿sabemos aprovechar la competencia digital para nuestro empoderamiento como personas y como miembros de una comunidad? ¿somos conscientes de los riesgos digitales y los tenemos en cuenta? ¿aprovechamos las posibilidades de lo digital para la innovación social, la cultura y la creación? Asistimos a un gran debate sobre los aspectos éticos del “big data” y sobre el uso de nuestros datos privados, pero ¿desde la acción política y la sociedad civil es posible proponer una regulación de los derechos digitales y de los usos éticos de las tecnologías de la información para el desarrollo social y ambiental sostenibles?

A veces nos puede estar pasando con lo digital que no queremos saber sobre los riesgos y los ignoramos, por más que estén ya siendo patentes en muchas ocasiones.

Creemos mantener el control o que nuestros comportamientos digitales no tienen consecuencias tanto privadas como sociales. Pedro deberíamos aprender a autorregular el uso, saber desconectar y prevenir la dependencia digital, protegernos frente al abuso de nuestros datos privados, desarrollar prácticas eficientes de evaluación de la información con las que rechazar discursos de odio y las noticias falsas o compartir y crear contenidos de forma responsable. Si no lo hacemos caeremos en la procrastinación, el uso excesivo, la pérdida de datos o la acumulación excesiva y caótica de contenidos, la desinformación y en algunos casos podemos ser vulnerables a los fraudes digitales.

Conscientes de que hay que debatir sobre este tema y tratar de extender en la ciudadanía una mejor competencia digital, hemos organizado en el marco del Proyecto Iris que puso en marcha Pepe Molina un Curso titulado “Acceso a la Información y prevención de riesgos digitales en la sociedad-red“. Está enmarcado en la Universidad Internacional de Mar de la Universidad de Murcia, y se hará de modo online la última semana de septiembre de este 2021.

La finalidad del curso es fomentar y contribuir a una competencia digital crítica en nuestros contextos profesionales e institucionales.

Que el sistema educativo, las bibliotecas, los medios de comunicación, las familias y todo tipo de entidades sepan preparar para la práctica de la privacidad, la autonomía y la conducta en el espacio público, en el contexto de mediaciones ubicuas y tecnificación de la vida social en que vivimos. Y comprendiendo las dimensiones educativas, sociales, psicológicas, jurídicas, mediáticas y éticas implicadas en el reto de una educación digital. Para que podamos poner en práctica una competencia digital contextualizada, reflexiva, crítica y potenciadora de las personas y la comunidad.

Lo novedoso de este curso es que se hace desde muchas disciplinas y ámbitos profesionales, pues la competencia digital es un objetivo en el que se trabaja desde la educación, la psicología, la regulación de los derechos, la sociología, las ciencias de la información, la filosofía, la biblioteconomía. Y también desde el tercer sector, pues hay fundaciones como Pantallas Amigas, Fundación Cotec, Cepaim o FAD que se preocupan de estas cuestiones y buscan educar en sectores como la infancia, la adolescencia, la familia, la escuela o los medios de comunicación. La cantidad y pluralidad de asuntos y de materias que abarca el vasto ámbito de las tecnologías de la información nos obliga a conocer los diversos puntos de vista y su abordaje desde profesiones y discursos interdisciplinares, de forma que nos oriente con una perspectiva integradora en nuestra labor.

Quien se considere concernido e interesado por este tema se puede inscribir y podrá participar y debatir con diecisiete especialistas de muchos sectores sobre este tema tan necesario.

Por José-Antonio Gómez-Hernández, profesor de Biblioteconomía de la Universidad de MUrcia y Gabriel Navarro, Informajoven Murcia

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